Porque descansar no es un lujo, es una necesidad.
Hay algo que nos pasa a muchos: esperamos con ansias las vacaciones, las contamos con los dedos, hacemos planes… pero cuando llegan, seguimos respondiendo correos, mirando notificaciones o pensando en ese proyecto que dejamos a medias.
Y claro, acabamos volviendo igual (o más) cansados.
Desconectar del trabajo no siempre es fácil, sobre todo si te apasiona lo que haces, si sientes la presión de estar disponible o si tienes responsabilidades de equipo. Pero por eso mismo, vale la pena aprender a parar. Porque cuando lo haces, tu cuerpo, tu mente y tu equipo lo notan.
Más allá del «modo avión», desconectar implica soltar el piloto automático, reconectar con lo que te recarga y permitirte, de verdad, estar presente. Para ti. Para quienes te rodean.
Aquí van algunas ideas que pueden ayudarte (y que puedes adaptar a tu manera):
Si sabes que ver el icono rojo del mail te genera ansiedad, puedes probar a quitarlo de la pantalla principal o incluso desactivar temporalmente las notificaciones. A veces, basta con no tenerlo tan a mano para empezar a olvidarte un poco de él.
Si te vas con mil cosas pendientes, tu cabeza seguirá trabajando aunque estés en la playa. Cerrar (o pausar) bien los temas importantes puede darte esa paz mental que tanto se agradece cuando por fin pisas la arena.
Algo tan sencillo como avisar a tu equipo que no vas a estar disponible o dejar un mensaje automático amable, puede ayudarte a soltar. La gente lo entiende más de lo que crees, y tu descanso es un ejemplo también para los demás.
A veces no hace falta viajar lejos. Simplemente hacer cosas distintas, cambiar rutinas o salir a caminar por un sitio nuevo puede darte esa sensación de pausa que necesitas.
¿Sabes esa vocecilla que no para de recordarte cosas del trabajo? Puedes llevar un cuaderno y apuntar esas ideas sueltas para sacarlas de la cabeza. O probar con ejercicios de respiración, meditación, o simplemente estar en silencio sin hacer nada (sí, eso también es productivo).
Descansar también es parte del trabajo. Cuidarte es cuidar de tu equipo. Regresar con energía es mucho más valioso que haber respondido un correo en domingo.
Porque creemos en el entorno consciente. Y eso incluye aprender a cuidarse, a marcar límites sanos y a reconectar con uno mismo. En un entorno laboral que va tan rápido, desconectar es un acto valiente y necesario.
Así que si estás por tomarte unos días, o simplemente te estás planteando cómo incluir el bienestar real en tu organización, cuenta con nosotras.
El primer paso para cuidar a tu equipo, es cuidar a quienes lo lideran.
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